miércoles, 18 de marzo de 2009

Londres por sorpresa y en 3 días - Parte II

Retomo la segunda parte de mi viaje a Londres en un de los días mas completos de visitas que he realizado.La mañana comenzó bastante temprano (7 a.m.) ya que teníamos que ver un monton de cosas. Era sábado y parecía no hacer tanto frío como el día anterior. Fuimos al mercado de Portobello en el precioso barrio de Notting Hill. Yo había leido en un blog que el mercado abría los sábados a las 5:30 de la madrugada por lo que pensé que cuando llegáramos a eso de las 8, estaría todo montado. Craso error, cuando aparecimos por allí estaban montando todos los puestos. En ese momento recordé que la entrada que leí en el blog hablaba de la época estival y entonces cobró algo de lógica lo de las 5:30 de la madrugada (la verdad es que ya me extrañaba a mi con el frío que hacía).Empezamos a caminar por la calle mientras que montaban las tiendas y se ven tres partes bien diferenciadas... primero la de las antigüedades, donde me encantaron los balones antiguos de futbol y rugby y las cámaras de fotos antiguas. Este si es un mercado de antiguedades bonito no el que ponen en benalmadena los ingleses que se resume en todos los "burracos" que ya no quieren y que intentan vender.La segunda parte es un mercado de frutas, verduras y algunos puestos de comida (había uno que hacía paellas valencianas). Aquí nos pasó algo muy sorprendente y es que en un puesto de bollería con una pinta increible quisimos comprar algo. Ante nuestro "Excuse me" cortés ingles "de la reina" la señora mayor (vamos la piiii... vieja de aqui en adelante) nos contestó con un !!!!WHAT!!! bastante desagradable. Preguntamos por un muffin de chocolate que decía "eat me" y nos dijo que el precio era una libra. Cuando empezamos a juntar monedillas para darle una libra, nos gruño que estaba muy ocupada montando el puesto y que quería una moneda de una libra, es mas, incluso intento cogerla de nuestra mano. Tal inflamiento de pelotas hizo que se quedará con su muffin de chocolate en su bolsita y nos fueramos indignados. Se me pasaron demasiados tacos por la cabeza que decirle pero al final me calle.La tercera parte del mercado era como un popurrí de ropa, discos y otros cosas varias. Finalmente nos compramos un muffin y un donut en nuestro mejor aliado londinense, un supermercado Tesco, y en otro sitio un capuccino y un té para tomarnos por la calle. Ese fue nuestro encantador desayuno !Es muy facil hacer felices a unos niños!Nos fuimos de Portobello cuando todo el mundo llegaba por lo que fue genial.

Cogimos el metro para el museo de historia natural. Nosotros no somos mucho de museos pero este merecía la pena, sobre todo la parte de los dinosaurios y ademas es gratuito, que mas se puede pedir. Impresionante el esqueleto del diplodocus o la cabeza de un triceratops. Salimos del museo con un muy buen sabor de boca admirando la fachada de la entrada (en terracota) tipica de la arquitectura victoriana. Fuimos paseando por Thurloe Pl. y Brompton Rd. disfrutando de la ciudad hasta los almacenes Harrods. Entramos solamente para ver como eran y nos encantó la zona de comida.

Salimos en dirección al palacio de Buckingham pasando por el arco Wellington. Por desgracia ese día no había cambio de guardia por lo que continuamos nuestro camino por St. James Park hasta Westminster. Cruzando el parque pudimos ver una ardilla correteando por lo que yo ya me quede traquilo (no podía irme de londres sin ver una ardilla).














Llegamos a Westminster y disfrutamos de toda la zona del parlamento y de la abadía (una verdadera joya gótica). Finalmente decidimos no pagar la abusiva entrada y chuparnos la larga cola por lo que dimos una vuelta y la dejamos pendiente para nuestra próxima visita a Londres. Nos dirigimos por el puente para la zona del "london eye" (y a mí que me parecía grande la noria de la feria, !que engañado estaba!) y disfrutamos de otra vista de la zona del parlamento. El olor de los perritos calientes que estaban haciendo en el puente me conquistó y caí bajo sus ingleses influjos !viva la comida de los hijos de la gran bretaña!. La verdad es que el Big Ben impresiona bastante y aunque sea "tipical" hay que verlo. Salimos para hacerle una visita al primer ministro en el 10 de Downing Street pero debía estar muy atareado con la manifestación que unos filipinos le habian montado que no tuvo tiempo de atendernos. Yo lo dije "No te preocupes, Gordon... si hay mas días que judías!!!"De alli, subimos por Whitehall cruzando por Horse Guard Road viendo los soldados montados en los caballos y sin moverse ni un ápice. De aquí subimos hasta trafalgar square para ver la columna con la estatua del almirante Nelson. De aquí fuimos al mercado de Convent Garden, un verdadero espectáculo. En este mercado se reunen los artistas mas variopintos en el que puedes encontrar actores "jugando" con la gente, cantantes de ópera, cuartetos de cuerda, guitarristas, etc. En si el mercado es muy bonito y tiene una parte con tiendecitas (en Jubilee market) que no esta mal.Tras un rato por el mercado nos fuimos a descansar a un Starbucks, cafeterías que estan por todas partes. Tras disfrutar de un té salimos y seguimos dando un paseo por la ciudad para empaparnos un poco mas de ella.Subimos de nuevo por Strand hasta que se cruza con Wellington Street.
Subimos por esta y Bow St. hasta llegar a Long Acre. Esta calle tiene muchisimas tiendas asi que curioseamos por algunas. Ya eran cerca de las 5 de la tarde por lo que empezamos en pensar en ir a cenar (increible pero cierto... donde fueres haz lo que vieres). Como era San Valentín había un ambiente muy chulo en las calles, allí lo celebran bastante mas que en España (por suerte para nosotros). Pasamos por Leicester Square en dirección a China Town. Ya el día anterior nos quedamos con ganas por lo que no se nos podía escapar. Escogimos un restaurante Taiwanes que era precioso y la comida estaba de escándalo, bueno claro... si te gusta la comida oriental.

El día finalizaba para nosotros, asi que cogimos el metro desde Picadilly y de vuelta para el hotel. Londres nos estaba dejando un gran sabor de boca sobre todo por la vida que te encuentras en cada esquina que recorres.

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