Desde la última vez que nos cruzamos la mirada
desde ese último momento en el que tus labios
me dijeron un adiós dulce y distante,
desde aquel día en que se enfrío tu risa,
he decidido dejar de escribir monólogos por correo,
sintiéndome como un niño sin domingo ni columpios.
He pensado que la mejor forma de no hacerme daño,
es la distancia de mi olvido con las musas.
He soñado no escucharme tan adentro, de forma
que el eco de mi voz no nuble mis sentidos.
En definitiva, creo que la única forma de olvidarte
sin llegar a mentirme de un modo sincero y creible
es dejar de pensarte en cada madrugada de retazos grises,
en cada jirón de nube imitando tu pelo,
o en cada esquina soleada y agitada por el viento.
1 comentario:
acaso querras vivir un "espejismo"? besos R.
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