miércoles, 1 de octubre de 2008

La ciudad inacabada


El Cairo es una ciudad que sorprende por varias y numerosas razones independientemente de su historia. Lo primero que te asombra cuando te hablan de ella es que entre la propia ciudad y los barrios de Giza y Heliopolis cuenta con 24 millones de habitantes. Esto se palpa en el ambiente, siempre hay gente en todos sitios, nunca duerme, bueno... al menos durante el Ramadán que ha sido la época en la que la he visitado. En sí la ciudad parece no tener fin hasta que te chocas con el desierto que la rodea.
La segunda característica es el caos que la domina. El trafico fluye en un desorden estructurado que esta armonizado por el sonido del claxon de los coches. Como decía un compañero de viaje: "aquí, si existe itv, que no lo creo, solo deben mirar que los pitos funcionan correctamente".
Es increible como los coches pasan por los sitios mas inesperados y se cruzan casi sin mirar... creo que no se puede expresar con palabras... hay que vivirlo.
Junto al cruce de calle, son dos de los tres deportes de riesgo que existen. El tercero era montarse y bajarse de los autobuses en marcha pero ese no llegamos a practicarlo. Por el contrario, cruzar la calle si que lo hicimos y la verdad es que no es tan fiero el león como lo pintan. Nada mas llegar a El Cairo, nuestro guia nos dijo que habia dos formas de cruzar la calle. La primera consistia en mirar a la izquierda,derecha, arriba y abajo (nunca se sabe por donde te pueden venir) y despues cruzar rapidamente. Al llegar a la otra acera de una pieza se le daba gracias a Alá. La segunda forma era cruzar detras de un egipcio y utilizarlo como sacrificio. Nosotros optamos por la segunda pero pronto nos dimos cuenta que podias cruzar si utilizabas tu mano con la palma abierta indicando, de esta forma, que el coche debia pararse. Increible pero funcionaba... no sabemos que poderoso misterio encierra una palma abierta para ellos que logra detener el mundo, o al menos... su mundo.
Dejando aparte temas de mercadillos, regateos por una botella de agua y cosas del estilo que son un signo de identidad de los paises de oriente lo que mas nos sorprendió fue que toda la ciudad estaba sin terminar. Los bloques de pisos se construian pero no se terminabanpor lo que se dejaba al aire la estructura de hormigon e incluso el acero del forjado junto con el tabique de ladrillos levantado (nada derevestimientos ni chuflas) y las ventanas de aluminio encima. Esto nos explicaron que se debia a que hasta que el edificio no se terminaba no tenían que pagar impuestos por dicha vivienda por lo que hecha la ley, hecha la trampa.
El problema era que si a esto le sumabas las aceras y calles de tierra (nada de acerados) la sensacion y aspecto de la ciudad era de una aldea chavolista de 24 millones de habitantes...

Sin embargo, no seria justo si solo me quedara en estas simplezas ya que la ciudad te ofrece miles de rincones y postales que siempre se quedarán en mi retina, si Roma es la ciudad de las iglesias (se necesita ver 17 iglesas por semana para verlas todas en un año), El Cairo por ahora es la ciudad de las mezquitas... los minaretes se entremezclan en las calles de forma que desde la altura de la torre de Ibn-Tulum no sabes si un minarete pertenece a una u otra mezquita.

Quiero decir que creo que no he llegado a sentir esta ciudad tal y como se merece debido al agobio causado por los mercadillos de ciudades anteriores y de la petición incesante al turista de propina por cualquier cosa aunque no la mereciera.

Me quedo con esta descripcion de Amelia B. Edwards describiendo las calles de El Cairo...
"...combinaciones variadas de luces, sombras, costumbres y detalles arquitectónicos en cada puerta de tienda, cada esquina de la calle... es como una pintura hecha..."

2 comentarios:

Manuel dijo...

Me ha encantado tu descripción de El Cairo (esa ciudad a las afueras de 3 pirámides).

Un abrazo y bienvenido de nuevo!!

Manuel.

Anónimo dijo...

ya veo que le habeis pillado la esencia... un caos ordenado que llama la atencion justo por eso...
Una cosa, a nosotros nos contaron que los padres construían los cimientos de las casas de sus hijos arriba, de forma que así no pagaban impuestos y luego vivirian todos en un mismo bloque... y los hijos los cimientos de los nietos... y así tienes los rascacielos (lo de los rascacielos no, pero lo de los cimientos pa los hijos sí es verdad)

Me alegro que os haya gustado!!!