Siempre pensé, que tú, altanera
pagarías tus agravios igualmente
no teniendo en vida mayor suerte
que el de la nicotina dulce por tus venas.
Y quince años despues ya no lo pienso,
y conseguí olvidarte de una vez,
no sin soñar cada año, lo confieso,
en tener la memoria como un pez
No hay comentarios:
Publicar un comentario