El tiempo hace que lo simple se convierta en eterno
que tu risa me disfraze de ese hombre que,
aunque no lo parezca, me gusta ser en primavera.
El tiempo me recuerda que ya no soy un niño,
que quisiera seguir siéndolo, y que en tu mirada,
con un guiño insaciable, haga que lo sea eternamente.
El tiempo nos transforma, nos evade, nos estresa y nos etiqueta
en pequeños trozitos infinitesimales que forman cada día
un nuevo despertar en el paraíso de tus besos.
Oh tiempo!! no haré referencias a lo efímero, ni tampoco a la
cárcel que nos creas cada día. Hoy, cuando siento que el solsticio
me envuelte entre sus largas horas, no me importa saber que
parar el tiempo no es más que un sueño de una noche de verano.
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